Thursday, October 04, 2007

Ácido sulfúrico, de Amélie Nothomb



Amélie Nothomb, cuenta una historia a partir de un ciclo como Gran Hermano, pero donde los que pierden, mueren.

Ácido sulfúrico
Amélie Nothomb
Anagrama, Barcelona, 2007
166 págs. 15€

La lectura de estas 166 páginas no deja indiferente. Precisamente es ese su objetivo: despabilar al lector, al espectador de una realidad dura. Cada día asistimos a enormes injusticias que acaban con vidas de seres humanos a través de ese gran ojo que todo lo ve: la televisión. No tenemos excusa. La eximente de la ignorancia nunca podrá servirnos de coartada. Todo lo vemos y nada nos conmueve suficientemente como para hacer el menor gesto.
Dejamos que las injusticias sigan su proceso de dolor y muerte.
La protagonista de este relato, Pannonique, está delante del ojo. Es ella la que sufre los horrores del hambre, el secuestro, la esclavitud, el castigo físico y el desprecio moral…
Ella, Pannonique, luchará contra la injusticia, primero, en lo más profundo de su ser. Se sobrepondrá a ese trato injusto. El lector asiste al proceso interior de rebeldía contra el trato inhumano y el efecto que causa esa lucha personal en sus compañeros de cautiverio: todos tratarán de imitar su forma de mantener la dignidad frente a tan gran adversidad.
Pero imitar puede tener el inconveniente de no llegar a entender la postura en su raíz y por tanto, Pannonique tendrá que sufrir, además, la incomprensión de aquellos a quienes intenta ayudar con todas sus fuerzas: la incomprensión de los “buenos”.
En las situaciones verdaderamente difíciles es cuando se aprecia la calidad del ser humano. Frente a una amenaza de muerte, el que sigue manteniendo sus ideales será el hombre - o la mujer- auténtico.
No aceptar el chantaje cuando depende de ello la propia vida y la de otros, demuestra mucha entereza. Y mantener los ideales, las formas de conducta que nos parecen correctas, cuando todos a nuestro alrededor –incluso los más próximos- no lo consideran grave, puede demostrar un exquisito sentido del deber y una voluntad de acero.
Encontrar una persona así a nuestro lado puede ser un revulsivo para las conciencias adormecidas por una vida fácil que sólo pretende satisfacer sus instintos con situaciones placenteras. Porque siempre hay quienes, en el fondo, saben que merece la pena otra forma de vida más íntegra, aunque conlleve situaciones complicadas.
Lea pues, avive el seso y despierte…
El sobrino de Atilano Nicolás

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