Saturday, May 23, 2009

La ladrona de libros, de Markus Zusak



La ladrona de libros
Markus Zusak
Traducción de Laura Martín de Dios
Lumen, Barcelona, 2007, 532 págs

El autor se esconde detrás de un narrador omnisciente, la muerte, quien se dirige al lector para explicarle las causas de los hechos, o bien para adelantarle el futuro mediante frases “lapidarias” en las que resume los hitos de su presencia entre los humanos.
Liesel es una niña alemana que sufre la acción de la muerte en su familia como consecuencia del hambre y la enfermedad que acompañan a la guerra (la segunda gran guerra).
La locura generalizada de la sociedad alemana que persiguió el exterminio de los judíos y de otros grupos raciales no arios, no impidió que algunos alemanes supieran valorar la amistad y los sentimientos de la compasión y supieran arriesgarlo todo en ayuda del más necesitado.
Hans Hubermann, el padre adoptivo de Liesel, pertenece a ese grupo de personas que saben ver en el otro, un ser humano. Hans sobrevivió a la primera gran guerra porque un judío aseguró que sabía escribir: el resto de su batallón pereció en aquella batalla. Hans visitó a la viuda del hombre judío a quien le debía la vida y de quien había aprendido a tocar el acordeón. Pocos años después pudo devolver el favor al hijo aquel hombre. Acogió en el sótano de su casa a Max, el hijo de aquel judío. Su mujer, Rosa, supo también colaborar tan buena obra.
Entre Liesel y Max surgió una amistad fuerte; más fuerte que la propia muerte. Liesle también contaba con la amistad de una mujer importante: la mujer del alcalde quien había perdido un hijo y quién le permitiría disfrutar de los libros de su biblioteca privada, incluso robarlos.
Liesel conoció la amistad profunda y cálida de un adolescente de su edad: Rudy. Con él cometió sus hurtos de libros y con él compartía juegos y juicios sobre la situación de Alemania.
Rudy era un chico fuerte y noble que sufrió el reclutamiento de su padre y el hambre. Esperó incansable un beso de Liesel. Pero llegó antes la muerte que el deseado beso.
La Alemania nazi se deslizó, poco a poco, desde 1930 a 1935 por el terreno inclinado de la búsqueda de la ventaja económica: precisaba mano de obra barata para relanzar su economía. Por eso comenzó a reclutar hombres y mujeres de sus cárceles –presos comunes- y extranjeros como mano de obra gratis. Un cambio en las leyes facilitó el tránsito hacia la esclavitud: los campos de concentración se ubicaron en las proximidades de las minas y de las principales canteras o fábricas. Lo primero fue definir qué es un ser humano: un ser sano, un ser con buen aspecto físico, un ser de raza aria. El resto de la humanidad sólo contaba en la medida que podía trabajar gratuitamente para la raza aria o como cobayas para los experimentos de sus médicos e investigadores. Unos seis millones de judíos y extranjeros sufrieron hasta la muerte trabajos forzados o bien el exterminio directo. Pero también murieron muchos alemanes y otros europeos bajo las bombas durante la segunda guerra mundial.
Esta novela es un relato que recoge todo ese dolor aunque de forma poética, fijándose más en la gente de buen corazón.
El sobrino de Atilano Nicolás

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