Sunday, January 20, 2008

Verde agua, de Marisa Madieri


Verde agua
Marisa Madieri
Minúscula, Barcelona, 2006
Posfacio de Claudio Magris

Claudio Magris (Trieste, 1939), en el posfacio incluido en Verde agua, enmarca la obra escrita por su esposa, Marisa Madieri (Fiume, 1938-Trieste 1996), aportando el contexto histórico en el que se desenvolvió la infancia de la autora.
“Al final de la Segunda Guerra Mundial la Yugoslavia de Tito, tras su extraordinaria resistencia partisana, no sólo recuperó tierras étnicamente eslavas incorporadas con anterioridad a Italia, sino que ocupó e hizo también suyas tierras en las que vivían italianos, como Istria y Fiume –actualmente Rijeka, en Croacia-, donde Marisa Madieri nació y vivió, de niña, con su familia.” (Pág. 190)
Marisa Madieri escribió un conjunto de apuntes fechados, a modo de diario. El tema que da sentido al conjunto es la vida misma. Un relato que incorpora pasado y vida presente de la autora y de su familia en un momento muy difícil de la historia del país, y de la propia historia de los emigrantes. Las dificultades, la pobreza y la dureza de la vida de emigrante no dejaron odio, rencor ni egoísmo en esta mujer de sensibilidad exquisita. El relato se entreteje con palabras ajenas, con ideas ajenas, que son los libros que frecuentó durante su vida:
La dama del mar, de Ibsen
El Cantar de los Cantares
La poesía de Gabriel D’Annunzio
Gran Serton: Vereda, de Joäo Guimaräes Rosa
Al faro, de Virginia Wolf
La Gerusalemme liberata, de TorquatoTasso
La Iliada y La Odisea, de homero
Guerra y Paz, de Leon Tolstoi
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
Sleepy Hollow, de Washington Irving
Vehículos que piensan, de Braintegerg.
Maria Madieri no cita, no comenta. Tan sólo sugiere, alude y permite a la imaginación del lector el viaje personal, la recreación particular. Al concluir la lectura de estas 185 páginas el lector puede dibujar perfectamente, o mejor, reproducir como una fotografía los paisajes en los que María y su familia se desenvolvieron, las casas que habitaron los muebles, los enseres que utilizaron, y por supuesto, los distintos personajes que compusieron su universo familiar y de amistad.
El lector llega a comprender cómo puede afectar la frialdad de un hecho histórico o político a la vida de una niña, y cómo lucha esa niña por superarse y alcanzar la madurez. La forma de reaccionar ante ese dolor y esa injusticia es lo que diferencia al ser humano. La grandeza o la ruindad es el fin de trayecto de los sucesivos ejercicios de libertad personal. No consiste en no ver el dolor, en no padecer el sufrimiento o la miseria. Marisa Madieri describe situaciones muy duras. Pero las describe con el señorío que da el haberlas superado. Un libro que se recrea en descripciones líricas, lleno de contenidos culturales y valores humanos y que propone al lector la consideración de la importancia del ser humano por encima de las condiciones materiales que lo rodean.
El sobrino de Atilano Nicolás